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Diego Armando Maradona hoy cumpliría 64 años

A las 7.05 de un 30 de octubre de 1960, Diego llegó al mundo en el Hospital Evita de Lanús.

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El destino quiso que naciera un domingo, el día de la semana dedicado al fútbol. Eran las 7.05 del 30 de octubre de 1960, cuando Diego Armando Maradona llegó al mundo en el Hospital Evita de Lanús. Este miércoles se cumplen 64 años de aquel momento histórico para la Argentina y el planeta.

El bebé de 3,4 kilos fue el cuarto hijo de la pareja compuesta por Dalma Franco -conocida popularmente como Doña Tota- y Diego Maradona -alias Don Diego o Chitoro-. Ambos vivían a poco más de 50 cuadras del establecimiento médico, en una vivienda muy humilde de Villa Fiorito, del municipio de Lomas de Zamora.

Los padres del 10 habían llegado a Buenos Aires en 1955, junto a sus pequeñas hijas Ana María y Rita (Elsa nació en Fiorito). En ese año, en el que fue derrocado el presidente Juan Domingo Perón de la presidencia por la Revolución Libertadora, la Tota y don Diego dejaron atrás Esquina, ciudad del sudoeste de Corrientes, donde Chitoro trabajaba como lanchero en el río y desarrolló tres pasiones que, años después, le heredó a DAM: pesca, asado y fútbol.

Una vez en el conurbano, alquilaron una casilla, luego pasaron a otra y más tarde se asentaron en una casa de material y chapa, ubicada en Azamor 523. Una vivienda con un comedor y dos habitaciones chicas, una para la pareja y otra destinada a los hermanos. No tenía suministro de agua, por lo que había que cargar tachos de 20 litros en la única canilla de la cuadra.

La dura infancia del Pelusa

“Tengo un recuerdo feliz de la infancia, aunque si debo definir con una sola palabra a Villa Fiorito digo lucha. En Fiorito, si se podía comer se comía y si no, no», aseguró el 10 en su autobiografía Yo soy el Diego de la gente (2000), que escribieron los periodistas Daniel Arcucci y Ernesto Cherquis Bialo.

A mí se me hizo la piel más dura por lo que viví en Fiorito

Tras la llegada de Diego Armando, nacieron María Rosa, Lalo, Hugo y Claudia, por lo cual la familia se amplió a ocho hijos más la presencia de la abuela Dora. Para sustentar la vida cotidiana, Don Diego trabajaba desde las 4 hasta las 15 en una molienda donde trituraba huesos. En ese contexto, el niño maravilla compartía poco con su padre: «No tenía tiempo de hablarme. Tenía que dormir aunque sea un ratito para ir al otro día a la fábrica porque si no se pudría todo en casa y no había para comer».

Pelusa creció y se formó detrás de una pelota, ya sea una de cuero o, en otros casos, las que hacía con trapos, papel y hasta naranjas que «conseguía» en el barrio. Su vida era jugar al fútbol, por eso gastaba y rompía rápidamente las zapatillas que le compraban. Toda actividad de su vida la hacía con la redonda a su lado: desde los mandados hasta cuando iba a la Escuela Primaria n° 63 Remedios de Escalada de San Martín.

Comía pizza en La Blanqueada de Puente Alsina con mis amigos. Comprábamos una porción para todos y cada uno le daba un mordiscón

“Jugar a la pelota me daba una paz única», relató Maradona a principios de este siglo, al recordar su estadía por Fiorito. En su niñez disfrutaba jugar con su primo Beto Zárate, quien le había regalado su primera pelota a los 3 años. Luego, pasó a hacerlo en el equipo Estrella Roja, que había armado su padre para jugar en los campeonatos del barrio contra Tres Banderas de su amigo Goyo Carrizo: «Era como Boca contra River, el clásico».

El camino rumbo a los Cebollitas

«Yo no sé si nosotros éramos chicos de la calle; más vale éramos chicos del potrero”. Diego pulió su técnica en las Siete Canchitas, un terreno baldío que estaba a la vuelta de su casa. Allí había enormes campos de juego sin pasto, de tierra muy dura, donde el mal estado del terreno era un obstáculo más en su camino al gol y, a la vez, una exigencia que le permitió profundizar una enorme sensibilidad en el pie izquierdo.

Fue a los 9 años cuando se abrió una puerta, una posibilidad de cumplir el sueño de ser futbolista. Su amigo Goyo Carrizo le contó que Argentinos Juniors probaba niños. Entonces, Dieguito lo esperó a Chitoro en la puerta de su casa y le rogó que lo llevara al predio de Malvinas Argentinas en La Paternal. El padre aceptó, ambos tomaron el colectivo 28 hasta Pompeya, en uno de los ingresos a Capital Federal: “Para mí cruzar el Puente Alsina era como hoy pasar el puente de Manhattan”. Ahí subieron a la línea 44 hasta Tronador y Bauness, donde fue el Día D.

Francis Cornejo, el formador de talentos del Bicho, lo observó durante la prueba y quedó perplejo. No podía creer lo que sucedía. Por esa razón, encaró al chico para preguntarle su edad, pero Diego se había olvidado el documento en su casa y el técnico no le creyó que tenía 9. Sin embargo logró convencerlo y lo sumó a Los Cebollitas, el equipo conformado por chicos clase 60 que, según cuentan, ganó 136 partidos seguidos y sólo perdió uno de 160.

El talento descomunal de Maradona, más los entrenamientos de Cornejo, convirtieron a un futbolista de clase premium. Rápidamente, se corrió el rumor de la presencia de un crack en las Inferiores de Argentinos. Los hinchas del club se deslumbraron al verlo en 1971, cuando se puso a hacer jueguitos en un entretiempo de Argentinos-Boca en la cancha de Vélez.

Mis sueños son dos. Mi primer sueño es jugar en el Mundial. Y el segundo es salir campeón de octava

La aparición del prodigio llegó a los medios de comunicación. El conductor Pipo Mancera lo llevó a su programa Sábados Circulares y hasta el diario Clarín lo incluyó en un destacado, aunque se equivocó en su apellido: lo mencionaron como «Caradona». El camino estaba trazado, sólo había que recorrerlo: Diego debutó en Primera a los 15 años, el 20 de octubre de 1976, contra Talleres de Córdoba.

Tiempo después, dejaría Fiorito y se mudaría con su familia a una casa en la calle Argerich, en La Paternal. Para ese momento, su vida comenzaría a ser atravesada por una gran velocidad, que lo llevaría rumbo a la cima del fútbol mundial, pero siempre bajo el mismo mandamiento: “Donde uno se divierte es adentro de la cancha, con la pelota. Eso hacíamos en Fiorito y eso mismo hice siempre, aunque estuviera jugando en Wembley o en el Maracaná, con cien mil personas”.

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La Legislatura reconoció al equipo juvenil de Social Monteros que representará a Tucumán en un torneo internacional

El equipo, recientemente consagrado campeón regional, recibió el respaldo institucional antes de su participación en el Abierto Internacional de Vóley en Villa Ocampo.

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El vicegobernador Miguel Acevedo encabezó un encuentro en la Legislatura para entregar un reconocimiento y brindar su apoyo al equipo sub-18 del Club Social Monteros, recientemente consagrado campeón tucumano y regional del NOA.

Durante la reunión, los jugadores compartieron detalles de su preparación con los legisladores Francisco Serra y Claudio Viña. También participó el presidente del club, Mateo Asper, quien acompañó al equipo en esta instancia de proyección nacional.

El plantel se prepara para representar a la provincia en el prestigioso Abierto Internacional de Vóley que se disputará en Villa Ocampo, provincia de Santa Fe.

“Es un gusto siempre acompañar a una institución tan prestigiosa como Social Monteros, que logró con esfuerzo clasificar a un torneo internacional de primer nivel. Este es el camino que queremos para nuestra juventud: el del deporte, el esfuerzo y la convivencia sana”, expresó el legislador Francisco Serra.

Desde la institución, el presidente Mateo Ásper valoró el acompañamiento recibido: “Nos vamos muy agradecidos con el vicegobernador y los legisladores. Social Monteros viene trabajando con más de 240 chicos que practican vóley. Que hoy estos jóvenes viajen a representar al norte argentino en un torneo internacional es un orgullo inmenso”.

Por su parte, Jeremías Páez, subcapitán del equipo, señaló: “Vinimos a mostrar nuestros trofeos y a contar que vamos a volver a jugar el torneo de Villa Ocampo, donde ya fuimos campeones en 2023. Clasificamos a través de un pre-internacional y ahora vamos a abrir el torneo contra Minas de Brasil, el último campeón. Es una oportunidad que nos ganamos entrenando juntos desde que éramos Sub-14”.

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San Martín sufrió una nueva derrota ante Güemes en Santiago del Estero

Matías García abrió el marcador para San Martín, pero el local reaccionó y lo revirtió en el complemento.

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San Martín de Tucumán sufrió una dura derrota en su visita a Güemes de Santiago del Estero, que logró revertir el marcador en el complemento y se impuso por 2 a 1 en el Estadio Madre de Ciudades, en el marco de una nueva fecha de la Primera Nacional.

El equipo dirigido por Ariel Martos comenzó mejor el segundo tiempo y logró romper el cero rápidamente: a los 6 minutos, un centro preciso de Ulises Vera encontró a Matías Ignacio García, que de cabeza puso el 1-0 para el «Santo».

San Martín tuvo chances para ampliar la ventaja, con intentos de García, Vera y Murillo, pero el arquero Acosta respondió con solvencia.

Sin embargo, el conjunto santiagueño creció con el paso de los minutos y logró el empate a los 27’, luego de que Murillo cometiera una mano en el área: el árbitro sancionó penal y Monserrat lo transformó en gol para el 1-1.

A los 39′, Güemes golpeó nuevamente: un buen centro fue capitalizado por Álvarez, que ganó de cabeza en el área y puso el 2-1 definitivo.

El «Gaucho» terminó celebrando un triunfo clave en su casa, mientras que San Martín volvió a mostrar dificultades para sostener resultados y se quedó con las manos vacías tras haber estado en ventaja.

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Enojo y frustración para Colapinto por otro abandono con Alpine

Colapinto se mostró decepcionado y casi sin información sobre el desperfecto técnico del auto de Alpine que lo obligó a retirarse de la F1 antes de la largada.

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Franco Colapinto arrancó otra carrera de la Fórmula 1 con el pie izquierdo. Esta vez fue en el GP de Silverstone, donde ni siquiera pudo salir a la pista. El piloto argentino largaba desde boxes y tuvo un desperfecto con el auto que, por decisión de Alpine, lo obligó a abandonar. «Triste y frustrado», definió con bronca ante los medios.

Sin ganas de hablar, explicó qué le pasó en el momento en que recibe la penosa notica: «No se qué pasó, la verdad no tengo ni idea, no podía salir del box. Todavía están investigando». En la misma línea, asumió que el circuito sigue y que los desperfectos deberían llegar a su fin: «A trabajar para que la próxima no vuelva a suceder y a enfocarse en lo que viene. Hago lo mejor».

La práctica del sábado no le dio un buen panorama: se equivocó antes de cerrar su segunda vuelta rápida y tenía que largar desde el fondo este domingo. Pero, a pesar de estar con buena disposición, no pudo correr.»Estaba contento con el balance, y después no pude ni largar», reflexionó.

«Estoy triste y frustrado por haber terminado así el fin de semana que había arrancado bien conrespecto a Pierre, y estoy un poco triste por cómo terminó. Era una buena carrera viendo todo lo que pasó: la lluvia, los cambios de gomas y todas las cosas climáticas que volvieron cambiante a la carrera”, analizó también con respecto a su compañero, que terminó en el sexto lugar.

En la misma línea, y en comparación a su compañero, mostró un panorama aún más frustrante para él: “Creo que durante este fin de semana estuve más rápido que Pierre y viendo dónde está ahora terminando, capaz teníamos una buena oportunidad. Hay que seguir trabajando enfocados en lo que viene, pero una pena no poder ni largar. Me da mucha bronca. Hubo muchas oportunidades. Me habría encantado estar en la carrera e intentar algo. Un poco de frustración por el hecho ni haber podido largar, es algo que no quiere ningún piloto”.

FUENTE: TyC Sports

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