CONECTATE CON NOSOTROS

Argentina

«No alcanzamos los objetivos de fortalecimiento del ingreso, la lucha contra la inflación»

Alberto Fernández, brindó un balance de su gestión en su último mensaje como presidente.

Avatar

Publicado

el

En su último mensaje grabado a través de cadena nacional, el presidente Alberto Fernández, aseguró este viernes «entrega el gobierno en paz» y lamentó «no haber podido terminar con la grieta» que «separa y enfrenta» a los argentinos.

“He aprendido que para cerrar la grieta no hace falta someter al otro. No se trata de ver quien impone su relato. Lo que hace falta es caminar junto al otro. Aprender a profundizar los acuerdos y a minimizar las diferencias”, señaló el jefe de Estado.

Reconoció que su administración no alcanzó los objetivos que se propuso «en el fortalecimiento del ingreso, la lucha contra la inflación y la disminución de la pobreza». «Fue porque las circunstancias y el contexto no nos acompañaron y también porque deberíamos haberlo hecho mejor o diferente», señaló el mandatario sobre el cierre de su gestión.

Fernández anunció que «el año entrante ingresarán, producto de exportaciones agrícolas, de gas y de litio, alrededor de 35.000 millones de dólares, gracias al gasoducto que construimos, dejaremos de gastar 5.000 millones de dólares para importar gas licuado. De aquí hasta el 2030 las estimaciones marcan que las exportaciones sumadas de bienes y servicios crecerán el 80%».

En ese sentido evaluó que habrá «un escenario favorable» de cara al 2024, por lo que «no es razonable pensar en un ajuste que detenga nuestra producción y restrinja el empleo y el consumo», en referencia a las primeras medidas que deslizó el presidente electo, Javier Milei.

«Debemos cuidar que, bajo el argumento de querer resolver el problema fiscal, no se vulneren los derechos de los que trabajan ni se frustren las aspiraciones de los que invierten y producen», remarcó el jefe de Estado.

Querido Pueblo Argentino:

Hace exactamente 40 años transitábamos las últimas horas de la más feroz dictadura militar de nuestra historia. Lo hacíamos con esperanza por el futuro, y con el secreto terror de que pudiera volver a repetirse el círculo de autoritarismo y espanto que marcó buena parte de nuestro siglo XX.

Lo logramos. Fuimos capaces.

La dictadura, con sus secuelas personales, políticas y económicas, tardó años en terminar de irse. Y la democracia transitó muchos vaivenes hasta consolidarse. Y acá estamos, cuarenta años después, en las vísperas de un nuevo traspaso presidencial.

Y a mí, que entonces era un joven abogado recién recibido en la Universidad pública, tampoco me estaba dado pensar en aquel momento que el pueblo de mi patria me concedería el inmenso honor de llegar a este día como presidente de los argentinos y las argentinas. Por eso hoy, en la última jornada del mandato Presidencial con el que la ciudadanía me distinguió, quiero repasar algunos hitos de estos años, para compartir los aciertos, reflexionar sobre aquello que erramos, decirles a quienes nos sucederán cuál es el estado del Estado que van a recibir y agradecer el esfuerzo, el sacrificio y la generosidad de tantos y tantas que en este tiempo no bajaron sus brazos.

El 10 de diciembre es el símbolo inapelable de un consenso democrático que en cuatro décadas de vigencia sostuvo, aún con dificultades, la convivencia plural y el fortalecimiento de las instituciones republicanas.

También expresa los desafíos inconclusos. En este tiempo, no hemos logrado resolver una matriz económica sólida que permita el acceso a una vida digna para todos y todas. Ampliamos derechos, pero faltan. Pusimos la Justicia Social como horizonte, pero no la alcanzamos.

Asumí el gobierno en diciembre del 2019 en una situación calamitosa, dejada por el gobierno que me precedió, con altísimos índices de pobreza e inflación y una deuda que nos comprometía por generaciones.

Soy plenamente consciente de que el voto popular de ese momento expresaba la esperanza de terminar de una vez y para siempre con esa herencia y que no logramos plenamente el cometido.

Argentina es un país mucho mejor que hace cuatro años: con más trabajo, más obras de infraestructura construidas, más viviendas, más industria, más universidades, más derechos para las mujeres y disidencias, más desarrollo de ciencia y tecnología. Somos un país inserto en el mundo con autonomía, que rechaza los hegemonismos y lucha por el multilateralismo y que lidera la unidad de Latinoamérica.

En este tiempo de reflexión, no puedo negar que tengo sensaciones encontradas.

Siento satisfacción con todo lo hecho y construido, con los enormes avances que hemos logrado en muchas áreas, con el crecimiento que se verifica en muchos ámbitos sociales y económicos.

Pero también siento pesar por no haber podido concretar todo lo que nos propusimos alcanzar. Lo que faltó hacer, lo que nos impidieron hacer, lo que no debimos hacer o lo que debimos haber hecho de otro modo. Sé que en todo tengo responsabilidad. Aun cuando fue singular el momento en que nos tocó gobernar y aun cuando el contexto argentino tornó todo más complejo, no estoy aquí para cargar culpas en otros.

Entrego el gobierno en paz, hemos custodiado las instituciones de la democracia con convicción y compromiso. Lo hemos hecho de la mano de este Pueblo de la Nación argentina que ha sabido demostrar, en las circunstancias más adversas, que conoce la dimensión exacta de lo que ha costado esta institucionalidad. Confío en mi pueblo, en su madurez política y en su capacidad de defender y preservar los valores de la vida en común y cada uno de los derechos que ha sabido conquistar.

En este particular momento del mundo donde los discursos de odio y la confrontación degradan el debate, deshumanizan la convivencia y espiralizan la violencia y la incertidumbre, quienes ocupamos lugares públicos tenemos la obligación de estar serenos y recuperar el diálogo. Si algo me reprocho, es no haber podido terminar con la grieta que nos separa y nos enfrenta. He aprendido que para cerrar la grieta no hace falta someter al otro. No se trata de ver quien impone su relato. Lo que hace falta es caminar junto al otro. Aprender a profundizar los acuerdos y a minimizar las diferencias. Argentina es un maravilloso país del que todas y todos debemos estar orgullosos. Ese amor y ese orgullo deben ser la base común sobre la que aceptamos nuestras discrepancias y construimos nuestras coincidencias.

Los factores de poder siempre buscan domesticar al pueblo sin importarles lo que al pueblo le cuesta satisfacer tanta avaricia.

En estos cuatro años hemos sufrido los efectos negativos de una deuda que irresponsablemente tomó el gobierno que me precedió. Esa es la principal causa de nuestra crisis social y económica. El acuerdo que firmamos con el FMI hizo posible postergar pagos que jamás hubiéramos podido enfrentar con la economía recesiva que recibimos. Solo hay que recordar que esa deuda nos obligaba a pagar entre 2021 y 2022 la suma de 37.000 millones de dólares. De esa deuda, tomada irregularmente, denunciada ante los tribunales federales y que ahora el mismo FMI comienza a indagar, no ha quedado en Argentina un solo dólar. Esos dólares tomados por el macrismo no sirvieron para fundar escuelas, hospitales o rutas. Todo se ha fugado especulativamente, profundizando la constitución de activos externos.

Supimos desde el primer momento que debíamos afrontar desafíos que conocíamos bien. Vinimos a poner de pie un país que habían dejado de rodillas. Íbamos tras ese objetivo cuando apenas en el día 99 de nuestra gestión empezaron a sucederse desafíos tan inesperados como fatales. Una pandemia que arrasó con 15 millones de vidas en el mundo. Una guerra que distorsionó todos los precios de la energía y los alimentos. Finalmente, una sequía que terminó con el 23% de nuestras exportaciones. Les hicimos frente. Cuando enumero esa sucesión de conflictos busco poner de relieve cuales fueron las dificultades que debimos enfrentar. No pretendo que sirvan de excusa por nuestros eventuales errores.

En la pandemia preservamos la salud sin abandonar a nadie a su suerte. Recompusimos un sistema de salud quebrado. En poco más de un trimestre, terminamos la construcción de hospitales que habían dejado de construirse, ampliamos los centros de atención médica y creamos 40 hospitales modulares en distintos lugares del país. Las más de 4.000 camas de terapia intensiva provistas de respiradores automáticos aseguraron que todos y todas tuvieran la asistencia médica que necesitaban.

Decidimos proteger a nuestra ciudadanía por sobre cualquier otra cosa. Les pedimos que permanecieran en sus casas porque era la única herramienta que la medicina recomendaba.

Estuvimos en el grupo de países que iniciamos la inmunidad de sus pueblos y llevamos adelante el plan de vacunación más grande que nuestra historia registra. Buscamos vacunas en todo el mundo. Fuimos parte de la producción de las mismas. Al día de hoy, hemos inoculado más de 130 millones de dosis de esas vacunas. También hemos desarrollado nuestra propia vacuna, en un hito para la ciencia argentina. Formamos parte de los países que consiguieron altos niveles de inmunidad.

Mi eterna gratitud a los hombres y mujeres de nuestro sistema de salud que dieron todo de sí para salvar vidas.

Priorizamos la salud, pero lo hicimos protegiendo el sistema económico.

Pusimos el Estado al servicio del cuidado de la gente, de los empleos y de los ingresos. Creamos la Asistencia al Trabajo y la Producción, ayudamos a las empresas, y millones de trabajadores pudieron mantener sus salarios mientras las fábricas, oficinas y comercios estaban cerradas. Con el Ingreso Familiar de Emergencia auxiliamos a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Más de 9 millones de personas recibieron el auxilio. Otorgamos créditos blandos a pequeñas y medianas empresas para que pudieran sostenerse. También otorgamos créditos blandos para que el consumo no cayera. Cuando la pandemia empezó a ceder, creamos el PREVIAJE para dar impulso a los sectores más castigados en la emergencia: la hotelería y el sector gastronómico.

Con la guerra, que disparó los precios de la energía, enfrentamos un nuevo dilema: debimos decidir si preservábamos las reservas monetarias y parábamos las importaciones o garantizábamos las importaciones de insumos para no detener la producción y el trabajo. Optamos por defender la producción y el trabajo, y fue la mejor opción para nuestro país. Mientras el mundo sufría cortes programados y veíamos a las grandes capitales apagadas, atravesamos el invierno con las fábricas produciendo sin alteraciones y con los hogares argentinos con un suministro ininterrumpido.

Ante la sequía, que nos privó de 23.000 millones de dólares, apostamos a administrar las divisas para asegurar la importación de insumos que garantizaran la producción. La tasa de inversión del primer semestre fue la más alta de los últimos 15 años. La actividad económica está 7,5% por encima de lo registrado en 2019. Casi el 67% de la capacidad industrial instalada está siendo utilizada, el registro más alto desde 2016.

La Argentina vio crecer su economía un 16% entre 2021 y 2022. El empleo registrado comenzó un crecimiento que lleva 37 meses ininterrumpidos, el lapso más prolongado de creación de empleo observado en democracia. El empleo industrial es el más alto de los últimos seis años. Con el empleo aumentó el consumo y así registramos treinta meses consecutivos de crecimiento. El consumo privado hoy es un 10% mayor que antes de la pandemia.

El mercado de trabajo continuó mejorando sus indicadores. La conflictividad laboral observada en nuestro mandato, ha sido la más baja de los últimos doce años. La tasa de empleo se ubica en niveles récord de 44,6%; la tasa de desocupación presentó niveles mínimos en términos históricos: 6,2%. El total del empleo registrado llegó a niveles máximos desde 2012 con 13.320.000 ocupados.

Con la Ley 27.570 promovimos nuevas tecnologías, generamos valor agregado, fomentamos el empleo de calidad y aumentamos las exportaciones de las empresas basadas en el conocimiento.

Para reforzar el proceso de recuperación del poder adquisitivo jamás suspendimos ni pusimos topes a las negociaciones paritarias. Eliminamos el Impuesto a las Ganancias para quienes trabajan.

En la misma dirección, cuidamos el consumo y comercio. Con Ahora 12, contando solo los primeros 7 meses del año que termina, las ventas del programa alcanzaron un nuevo récord en operaciones. Eso implicó un aumento superior al 100% con respecto al mismo período de 2022.

Para garantizar un desarrollo justo y federal, a lo largo de todo nuestro mandato, transferimos recursos a las provincias. Hace apenas una semana transferimos 230.000 millones de pesos, destinados al pago de sueldos y aguinaldos. El gobierno entrante encontrará en la caja del Estado Nacional más de1 billón de pesos. La ciudadanía merece saberlo, porque cada peso le pertenece.

En materia de energía, gracias al Plan Gas.AR incrementamos los niveles de producción de gas. Argentina logró un nuevo récord de producción de gas no convencional en Vaca Muerta: 62,3 millones m3 diarios.

La minería alcanzó nuevos récords en creación de trabajo y exportaciones. El sector marca 29 meses consecutivos con incrementos interanuales en la cantidad de puestos de trabajo. Al mismo tiempo, las exportaciones de minerales representan el valor exportado más alto desde 2013.

Promovimos la tecnología en materia agrícola: aprobamos y lanzamos el trigo HB4, que le permite a la semilla crecer en condiciones de estrés hídrico. Hoy, esa semilla transgénica desarrollada científica y tecnológicamente en Argentina ha sido aprobada en Estados Unidos, Brasil, Colombia, Australia y Nueva Zelanda.

Estamos orgullosos de haber impulsado la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Tuvimos la inversión más federal de la historia en materia de ciencia y tecnología. Argentina no está condenada a vivir importando tecnología. Tenemos a científicos y científicas de probada calidad para poder desplegar la tecnología que necesitamos. Así lo prueban los múltiples reconocimientos internacionales en todas las disciplinas. Impulsar nuestra ciencia es un imperativo para vivir en el siglo XXI. No es justo ni inteligente retrotraer la Argentina a las lógicas del siglo XIX.

La salud de argentinos y argentinas ha vuelto a ser una prioridad para el Estado. En el año 2021, la tasa de mortalidad infantil registró a nivel nacional un nuevo descenso, llegando al ocho por mil. Es el índice más bajo de mortalidad infantil de la historia. Ese dato significa miles de vidas que se salvan y tienen futuro. Este descenso de la mortalidad infantil se explica, entre otras acciones, por el impacto de la “Ley de los 1000 días”, que hemos impulsado y sancionado para la atención y el cuidado integral de la salud durante el embarazo y la primera infancia.

Este gobierno acompañó las transformaciones que reclamaba la marea del feminismo en las calles, y así logramos hacer historia: conseguimos sancionar el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Era una deuda de la democracia, siguiendo el camino de ampliación de derechos individuales que tuvo tantos avances en democracia y que debe continuar. Con la sanción de la ley y la implementación de la Educación Sexual Integral, logramos en apenas dos años un descenso del 40% en la mortalidad materna por embarazo terminado en aborto y se redujeron a menos de la mitad los embarazos en niñas y adolescentes. También en nuestro gobierno avanzamos en los derechos de las personas trans y avanzamos en el fortalecimiento de las políticas de cuidado con los aportes jubilatorios por tareas de cuidado, la construcción en todo el país de jardines maternales y centros de primera infancia y el envío de la ley de licencias paternales.

El futuro habita en nuestras escuelas, y hemos trabajado para que la educación pública, gratuita, inclusiva y de calidad llegue a todos y todas. Construimos jardines y universidades, entregamos libros de texto y distribuimos cerca de 2 millones de Becas Progresar. Es una historia de guardapolvos blancos que ha llevado a los hijos de nuestro pueblo a las universidades públicas y lo más alto de la vida científica del mundo.

Gracias al Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES, tenemos un sistema de seguridad social sólido y confiable. Durante nuestra gestión, alcanzó los US$ 76.000 millones, el valor más alto de su historia. Y en estos cuatro años creció 117%. Es el fondo financiero más importante de América Latina. Y es de todas y todos los argentinos.

Quiero hacer un reconocimiento especial a las empresas estatales que han demostrado la capacidad de trabajo y de crecimiento que tiene el Estado.

Por un lado, Aerolíneas Argentinas termina con un balance positivo de USD 32 millones y sin necesidad de haber ejecutado un solo peso del presupuesto asignado por parte del Estado. Lo logra por primera vez desde su reestatización. También ha sido récord la cantidad de pasajeros transportados, llegando a los 14 millones de personas. Es un verdadero orgullo nuestra aerolínea de bandera.

Por otro lado, quiero resaltar el extraordinario trabajo que ha hecho YPF contando con ganancias que alcanzaron los 926 millones de dólares y una producción de petróleo que promedió los 237 mil barriles diarios, un crecimiento del 5%. YPF es una marca de nuestra identidad nacional, pero sobre todo es una pieza clave en la matriz productiva y en nuestra soberanía energética.

Además, ARSAT volvió a demostrar su importancia en el mundo actual generando un incremento en sus ingresos del 823% durante nuestra gestión. ARSAT ha garantizado el acceso al servicio de las telecomunicaciones en todo el país, conectando a los argentinos con infraestructura terrestre y satelital. No solo ha generado valor para la nación, si no que también vino a reconocer un derecho de los argentinos.

Durante este gobierno, AYSA construyó 4000 km de redes, incluyó a un millón y medio de vecinos en redes de agua potable y otros tantos en redes de cloacas. Inició junto al Banco Mundial la obra Sistema Riachuelo, de la que ya terminó la primera etapa, y que es la obra de infraestructura más importante del área metropolitana en 70 años que beneficia a casi seis millones de habitantes.

Iniciamos 7.000 obras públicas y terminamos 4.000 de ellas. Hemos intervenido 18.000 kilómetros de rutas a lo largo y a lo ancho de la Patria. Puentes, túneles, obras enormes y obras pequeñas pero imprescindibles para una comunidad. No existe un municipio en Argentina que no haya recibido alguna obra pública de parte del Gobierno Nacional.

Desarrollamos obra pública para ganar pujanza en cada rincón de la Argentina. Lo hicimos de forma transparente, lo hicimos con la fuerza, el talento y el trabajo argentino. Lo hicimos con los más de cuatros cientos mil trabajadores de la construcción que se incorporaron al aparato productivo. Los datos dan cuenta que terminamos siendo el gobierno que más obra pública desarrolló en su mandato.

Así lo atestiguan:

El Acueducto “El Impenetrable” construido para el abastecimiento de agua potable de miles de personas que habitan el monte chaqueño.

Las inversiones en el Instituto Malbrán y los casi 40 hospitales modulares que le devolvieron dignidad y orgullo a nuestra salud pública.

Los edificios y otras obras edilicias que desarrollamos en universidades nacionales de todo el país y que beneficiaron a más de 1.5 millón de estudiantes.

El Tronador II, el primer cohete que se produce en Argentina para poner en órbita los satélites que nosotros mismos estamos construyendo.

El reactor CAREM, el primer reactor nuclear argentino de baja potencia construido en más de un 80% en la ciudad de Lima, Provincia de Buenos Aires.

El gasoducto Néstor Kirchner, la mayor obra pública hecha en democracia en poco más de nueve meses, que nos permitirá ahorrar cerca de 5.000 millones de dólares que hasta aquí gastábamos importando gas licuado.

Las más de 141.000 viviendas que edificamos y entregamos a familias argentinas que soñaban con tener un techo propio y también lo atestiguan las 96.000 viviendas que se están construyendo. También dimos créditos para la compra de lotes con servicios, para la construcción de la casa propia o para la ampliación de ellas.

Si el plan de viviendas que nosotros impulsamos continuara, el año entrante otras 50.000 familias estarían accediendo a su vivienda propia. Ahí está la trascendencia de un Estado presente. Si el Estado no lo hace no habrá nadie en el mercado que se preocupe de hacerlo.

Todas son obras concretas, reales, materiales, que quedan de una vez y para siempre en el corazón de nuestra patria. Y todas las personas que han sido alcanzadas por esas obras, hoy viven un poco mejor.

Quienes hoy tienen una casa y antes no la tenían, quienes hoy tienen agua potable, quienes accedieron a una notebook o una beca para estudiar, a quienes se fueron de vacaciones por primera vez, quienes se han atendido en un hospital de su barrio donde antes no había presencia del Estado, quienes consiguieron un trabajo formal. Todos ellos han incorporado lo que antes era un sueño, a la realidad de su vida cotidiana. Y no hay nada más emancipador que cumplir nuestros sueños.

Esta es una radiografía, ni siquiera pormenorizada, del estado en que el nuevo gobierno encontrará a nuestro país. Un país más federal, más justo, más potente, con enormes posibilidades de avanzar en el camino marcado.

Está claro que en la vida cotidiana y en el debate público, pesan muchas veces más los debe que el haber, sobre todo cuando tienen que ver con el esfuerzo de llevar adelante el día a día. Sabemos que no alcanzamos los objetivos que nos propusimos en el fortalecimiento del ingreso, la lucha contra la inflación y la disminución de la pobreza. Porque las circunstancias y el contexto no nos acompañaron y también porque deberíamos haberlo hecho mejor o diferente o porque no encontramos las herramientas adecuadas.

El año entrante ingresarán, producto de nuestras exportaciones agrícolas y ganaderas, de nuestras exportaciones de gas y de litio, alrededor de 35.000 millones de dólares. Además, gracias al gasoducto que construimos, dejaremos de gastar 5.000 millones de dólares para importar gas licuado.

De aquí hasta el 2030 las estimaciones marcan que las exportaciones sumadas de bienes y servicios crecerán el 80%.

Con semejante escenario no es razonable pensar en un ajuste que detenga nuestra producción y restrinja el empleo y el consumo que tanto nos ha costado recuperar. Debemos cuidar que bajo el argumento de querer resolver el problema fiscal, no se vulneren los derechos de los que trabajan ni se frustren las aspiraciones de los que invierten y producen.

Hemos mejorado los niveles de calidad institucional que hace años reclamaba la ciudadanía en nuestro país: división de poderes, respeto a las libertades y a la diversidad, eliminación de los mecanismos de inteligencia política interna y de persecución ilegal.

La libertad de expresión fue absoluta. La libertad de prensa fue absoluta. He sido injuriado, calumniado, difamado y lo he soportado sin denunciar a ningún periodista ni ningún medio. Sin perseguirlos ni judicial ni económicamente. Jamás hemos usado la estructura del Estado para acallar alguna voz.

Quien quiso manifestar sus quejas en el espacio público pudo hacerlo. Nuestras fuerzas de seguridad jamás fueron acusadas de haber ejercido violencia institucional.

Actuamos de buena fe y hemos trabajado honradamente. Como alguna vez dije, he dejado todo de mí en estos cuatro años de esfuerzo y solo me he llevado el enorme honor que me han concedido de presidir esta Patria que tanto amo.

Lo he hecho junto a un extraordinario equipo de colaboradores y quiero hoy agradecerle a quienes me acompañaron en la función pública desde el gobierno nacional y también a las y los gobernadores, intendentes y a todos quienes dedican cada día de su vida a la única herramienta real de transformación en democracia: la política.

Como siempre nos marcaba Néstor, como siempre creyó Cristina, estoy convencido de que hacemos política para poder transformar la Patria. Mi reconocimiento también a ellos.

Me llevo la persistente alegría de aquella madrugada en que aterrizó el avión con las primeras vacunas, la incertidumbre de una nueva guerra, la emoción de cada familia que recibió una casa, el terror de la noche en que atentaron contra la vicepresidenta, el orgullo de haber puesto en marcha el gasoducto que cambia de una vez y para siempre nuestra matriz energética, la dignidad de haber llevado agua potable al impenetrable chaqueño, la decisión de seguir reclamando en donde me toque estar la inmediata liberación de los rehenes que Hamas tiene ocultos en algún lugar de Gaza.

Guardo conmigo el dolor profundo de no haber llegado a mejorar la vida de quienes aún están en la pobreza.

No voy a elegir el lugar cómodo de esperar el juicio de la historia que suele ser benévola con los ex presidentes porque oculta los claroscuros del presente. Escucho y me hago cargo del juicio de mis contemporáneos. De su entusiasmo, sus enojos y sus críticas.

Por eso, no importa dónde me toque estar a partir de mañana. En el mismo momento en que entregue los atributos del poder, volveré a ser aquel joven abogado guiado por la búsqueda de la libertad, la igualdad y la fraternidad dispuesto a darlo todo por construir junto a mis compatriotas una sociedad justa que se desarrolle en paz. Siempre junto a cada uno de ustedes. Siempre agradecido por el inmenso honor que me dispensaron.

A 40 años de Democracia, defendámosla cada día, como nos enseñaron las Abuelas y las Madres de Plaza de mayo, y todos y todas quienes nos marcaron el camino. Más y mejor democracia, siempre.

MB

Argentina

El gobernador Pullaro recibió en Santa Fe al embajador de Marruecos, Fares Yassir

El objetivo del encuentro fue consolidar y profundizar los lazos comerciales entre la provincia y ese país africano. El encuentro se llevó a cabo en el Salón Protocolar de Casa de Gobierno.

Avatar

Publicado

el

El gobernador Maximiliano Pullaro, junto con el ministro de Desarrollo Productivo, Gustavo Puccini, recibieron este jueves en Santa Fe al embajador del Reino de Marruecos, Fares Yassir, con el objeto de consolidar y profundizar los lazos comerciales entre la provincia y ese país africano. El encuentro se llevó a cabo en el Salón Protocolar de Casa de Gobierno.

Finalizada la reunión, Puccini manifestó que “fue un encuentro muy importante; que venga un embajador a la provincia siempre es muy bueno. Desde que asumimos la gestión de gobierno consideramos que el mercado es el mundo y, en ese sentido, estamos trabajando desde Santa Fe Global y la Secretaría de Comercio Exterior para colocar más productos santafesinos con valor agregado en todo el mundo; y para que muchos países fijen su mirada en Santa Fe al momento de realizar inversiones”, afirmó.

“Marruecos es una puerta de entrada a África, en el marco de la seguridad alimentaria que reclama el mundo en general. Existen de invertir en Santa Fe porque este país ve las potencialidades de nuestra provincia y estamos dialogando al respecto”, agregó el funcionario.

En relación con las demandas actuales de Marruecos, el ministro de Desarrollo Productivo mencionó “por supuesto los alimentos, suelos y los puertos -que consideran estratégicos-. Asimismo, ven a Santa Fe como un hub (nodo) logístico importante porque estamos en la Región Centro, por la hidrovía y la ciudad capital que está en el centro de la República Argentina”, detalló, al tiempo que mencionó que “también hablamos de la vinculación con la educación y el conocimiento, a través de las universidades de ese país”. “La provincia que busca todo el mundo”

Por su parte, Yassir, recordó que “esta es mi cuarta visita a Santa Fe, provincia que busca todo el mundo por la seguridad alimentaria que ofrece a partir de la pujanza de su producción agrícola, la investigación científica y la biotecnología. Este encuentro con el gobernador Maximiliano, que es un amigo también, sirvió para profundizar las relaciones de cooperación que ya veníamos desarrollando. El mundo demanda los productos de esta provincia y nosotros también”.

Respecto de posibles inversiones de Marruecos en Santa Fe, el diplomático indicó que “la idea es conocer las potencialidades donde podamos orientar nuestra presencia. Aquí hay bastantes sectores a desarrollar y donde la inversión extranjera puede ser bienvenida”, concluyó.
Del encuentro participó también la secretaria de Comercio Exterior de la Provincia, Georgina Losada, junto con miembros de la comitiva del embajador Fares Yassir.

Continuar Leyendo

Argentina

Medicamentos: Las provincias podrán importarlos sin autorización

Esta ley inició por pedido de Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza, que negocia la importación de medicamentos de la India.

Avatar

Publicado

el

A raíz de un pedido del gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, que negocia la importación de medicamentos de la India, el Gobierno confirmó que las provincias pueden comprar medicamentos en el exterior sin ningún tipo de autorización por parte de Nación, lo que provocará -estiman las autoridades- una fuerte caída en los precios del sector.

La Ley 16.463 de Medicamentos establece la jurisdicción provincial para la importación, uso y comercialización de medicamentos en cada provincia. Esto significa que las provincias no tienen necesidad de contar con la autorización nacional para importar ningún tipo de medicamentos si así lo desean. Desde 2016, el costo de los medicamentos se ha duplicado en la Argentina relativo a EEUU y la reducción del precio de estos productos es un objetivo claro del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado”, informó la cartera que dirige Federico Sturzenegger.

De esta manera, la provincia de Mendoza va a poder importar medicamentos desde la India sin problemas. El gobernador Alfredo Cornejo busca disminuir los precios y el Ejecutivo espera que se sumen más jurisdicciones a la iniciativa.

“En las próximas horas el gobernador Alfredo Cornejo recibirá una carta del ministro de Salud, Mario Lugones, que revolucionará el mercado de medicamentos en ArgentinaLa carta de Lugones confirmará que la Ley 16.463 de Medicamentos establece la jurisdicción provincial para la importación, uso y comercialización de medicamentos en cada provincia. En español esto quiere decir que el Gobernador no tiene necesidad de autorización nacional para importar ningún tipo de medicamentos”, dijo en su cuenta de X Sturzenegger.

“El gobernador Cornejo está planificando comprar medicamentos de India que estimo generarán una caída abrupta en el costos de los medicamentos en su provincia. Por el alto costo de los medicamentos, la adherencia a tratamientos en Argentina es de solo el 30%, esto en el único país del mundo donde miles de dosis se vencen en sus cajas sin utilizar. Desde 2016 el costo de los medicamentos se ha duplicado en Argentina relativo a EEUU”, agregó.

“La reducción del precio de medicamentos es un objetivo obvio del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado. Las reformas necesitan de marco legal pero también de personas que se animen a cambiar las cosas. Hoy Cornejo y Lugones (y también Mario Russo que venía trabajando en la misma línea) son los héroes del día. Esperemos se sumen luego el resto de los gobernadores. El que no lo haga es porque no quiere. VLLC!”, concluyó.

Durante la 45° Convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas en Mendoza, que se concretó a principios de septiembre, Sturzenegger mencionó los obstáculos regulatorios que podría imponer la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y aseguró que ingresar fármacos indios al país implicaría que los precios de esos medicamentos se desplomen a un décimo de su valor actual.

Por su parte, Cornejo había manifestado que los medicamentos “son de la misma calidad que los que se producen en Argentina y de los que se producen en el mundo. Y la verdad que es un 10% del costo de algunos medicamentos que se cobran en la Argentina”. Sería un impacto sobre el mercado de los medicamentos muy fuerte.

A su vez, el ministro de Salud de Mendoza, Rodolfo Montero, ya se había reunido con el embajador de la India en Buenos Aires, Dinesh Bhatia, “para analizar la posibilidad de importación directa de medicamentos, ya que ese país se ha convertido en uno de los mercados de mayor producción mundial y tiene laboratorios de gran prestigio internacional”.

Mientras tanto, Sonia Tarragona, ex jefa de Gabinete del Ministerio de Salud de la Nación, aseguró en un escrito: “No hay evidencia de que el ingreso de productos de países como los incluidos en el Anexo II del Decreto 150/92 (la India, Irlanda, China, Brasil o Suecia, entre otros), que regula la importación de medicamentos, podría impactar en la reducción de precios del mercado local, especialmente por la complejidad en cuanto a tipos de precios y mecanismos de financiamiento que existen en nuestro país”.

Y alertó: “Con una balanza comercial del sector ya deficitaria en más de USD 7.000 millones, por cada incremento adicional del 10% anual en el monto total de importaciones, la demanda y el egreso de dólares para poder financiarlas rondaría los USD 7.370 millones adicionales. Además, impactaría fuertemente sobre los laboratorios nacionales de menor escala. Implicaría sustituir empleo local en los distintos eslabones de la cadena de comercialización de medicamentos”.

“La búsqueda de soluciones contra la suba de precios no debería darse con la potencial importación de medicamentos más baratos, pero con menos controles de calidad o mano de obra subsidiada, sino con el fortalecimiento de la prescripción por genéricos, el cumplimiento de los precios de referencias para la seguridad social y el fortalecimiento de la producción pública estratégica”, concluyó.

Continuar Leyendo

Argentina

Milei vetó la ley de Financiamiento Universitario

La medida fue publicada en el Boletín Oficial horas después de la movilización de estudiantes y docentes.

Avatar

Publicado

el

A pesar de la marcha masiva que tuvo lugar este miércoles por la tarde, el presidente  Javier Milei  vetó la  ley de Financiamiento Universitario . Así lo dejó asentado el gobierno nacional en el Decreto 879/2024 publicado en el  Boletín Oficial  este jueves.

Mediante el decreto publicado se establece el veto al Proyecto de Ley registrado bajo el Nº 27.757 sancionado por el H. CONGRESO DE LA NACIÓN el 12 de septiembre de 2024. En el artículo 1 se establece “Obsérvase en su totalidad el Proyecto de Ley registrado bajo el Nº 27.757″ mientras que en el artículo dos se remarca: “Devuélvase al H. CONGRESO DE LA NACIÓN el Proyecto de Ley mencionado en el artículo anterior”.

Según lo expuesto en el decreto, la implementación del proyecto hubiera significado un incremento de $251.907.500.000 en los presupuestos vigentes de las universidades nacionales solo hasta agosto de 2024. A esto se sumaba un gasto adicional proyectado en $811.569.000.000 para la recomposición salarial del personal universitario.

Además, el Poder Ejecutivo argumentó que la ley presentaba incongruencias con la normativa vigente sobre la negociación colectiva y gestión de la Administración Financiera Pública, destacando que la medida otorgaría un privilegio al personal universitario en comparación con el resto de los trabajadores del sector público.

“La medida sancionada establecería un privilegio para el personal de las Universidades Nacionales (87% de incremento entre diciembre 2023 y agosto 2024) respecto del resto del personal de la Administración Pública Nacional (78% en el mismo período), por lo que los incrementos salariales deben tener lugar a través de la negociación colectiva de trabajo”, sostiene el escrito.

La administración de Milei también reafirmó su compromiso con las Universidades Nacionales y con los argentinos que se esfuerzan “desde diciembre para alcanzar el déficit cero, reducir la inflación y recuperar la prosperidad económica”.

El Gobierno también criticó el apoyo que brindaron referentes de la oposición a la marcha: “Celebramos el sinceramiento de los dirigentes Cristina Kirchner, Sergio Massa, Martín Lousteau, Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió”. Y agregó: “Esta convergencia deja de manifiesto la consolidación de un nuevo frente de izquierda populista en defensa de los privilegios de la dirigencia política”.

Mientras, miembros del Ministerio de Educación adelantaron que están dispuestos a ampliar las partidas del presupuesto educativo para el año que viene y así mejorar las condiciones salariales de los universitarios.

Sin embargo, desde los gremios universitarios aseguran que el Ejecutivo aceptó que los salarios tienen un atraso del 50% con respecto a la inflación: “Lo reconocen, pero no tienen una propuesta para solucionarlo”, explicó una fuente de la Federación Argentina del Trabajador de Universidades Nacionales (Fatun). Además, indican que la Ley de Financiamiento es necesaria para que los sueldos tengan una actualización conforme al IPC.

Continuar Leyendo